El diseño gráfico ha evolucionado a lo largo de tres siglos, desde el primer reconocimiento como arte a finales del siglo XIX, pasando por la acuñación del término por W.A. Dwiggins en 1922, hasta su lugar actual como disciplina de comunicación visual con gran número de especialidades como el diseño gráfico publicitario, el diseño gráfico editorial, el diseño gráfico corporativo, branding, etc.
La profesión ha experimentado muchos cambios académicos, prácticos y, sobre todo, tecnológicos. En un campo donde es cada vez más habitual el intrusismo laboral, nos encontramos con personas sin ninguna titulación ni conocimientos técnicos ofreciendo servicios ‘profesionales’, por lo que hay que tener sumo cuidado para que no nos den ‘gato por liebre’ en el desarrollo de nuestro proyecto.
Cuando vamos a realizar un proyecto de diseño gráfico, hay cuatro principios básicos que tenemos que tener en cuenta:
La composición
Un aspecto constante en cualquier disciplina del diseño gráfico es la composición. Ya sea un proyecto grande o pequeño, las imágenes y el texto deben colocarse a conciencia y la disposición de todos los elementos debe distribuirse en un espacio determinado de manera perfecta y equilibrada para cumplir un fin. Para ello, cuidaremos la proporción, forma, tamaño y escalabilidad. Cada elemento que plasmamos en el papel/pantalla ejerce un peso visual. La composición se encuentra cuando el peso de estos elementos está equilibrado.
La tipografía
La abundancia de familias tipográficas puede asustar. Hay miles de pesos, estilos y variantes. A lo largo del siglo XX se ha intentado acuñar el conjunto definitivo de términos para clasificar la colección de tipos. Profundizaremos en ello otro día. A finales de siglo, se presentó una clasificación basada en el lenguaje cotidiano que usan los diseñadores para referirse a ellas. Para una correcta composición tipográfica, hay que respetar unos determinados principios y conocer la semántica sobre el espaciado, organización y puntuación.
El color
El color puede ser la variable más influyente en el diseño gráfico como pudimos ver en el post sobre la teoría del color, ya que puede transmitir gran cantidad de emociones, como podéis ver en la segunda parte del post. Esto hace que el diseño establezca una relación con el espectador. Las paletas de color en un diseño pueden ser tan simples como la combinación de dos colores o tan compleja como un sistema de múltiples colores rotos por conjuntos de colores primarios y secundarios. Desde combinaciones monocromáticas a selecciones en desorden. La aplicación de esta paleta de colores en el diseño gráfico es vital para su éxito, impacto y oportunidad, creando atmósferas, referencias y asociaciones relacionadas con el contexto y el público.
La impresión
Entre el desarrollo del concepto inicial de un proyecto y el arte final, hay un complejo proceso para convertirlo en realidad mediante diferentes técnicas de impresión. Cada una de ellas tiene sus ventajas, desventajas, costes, calidad, disponibilidad, adecuación… y cada método produce unos resultados específicos. Por ello, es muy importante conocer cada procedimiento para obtener el mejor resultado. Igual de importante es el acabado, que comprende el material de su presentación final, sistema de encuadernado, plegado, troquelado, barnizado, corte o cualquier otra técnica que defina la presencia final del documento terminado.
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